No lamas a la ventana, cariño

Hoy me levanté de mal humor. Mi novia se ha ido a España para pasar una semana de celebrar las navidades con su familia y amigos, mientras yo me aburro unos días más en Cambridge.

Pero hoy por la mañana en el tren, he tenido un recordatorio de lo divertido que puede ser la vida, y lo que perdemos muchas veces aislándonos en una caja de metal para desplazarnos.

1Photo: Kaspias Caravan

Llevaba mi bici plegable en el tren y, poco después de sentarme, el niño de dos años de enfrente se empezó a entretenerse con la que le pasaba al alrededor. Yo estaba ahí con mi portátil, ensimismado en mi trabajo pero de vez en cuando me fijaba en la familia que tenía a mi izquierda.

La madre pasó la hora del viaje que era mi commute era una hora de «tiempo de calidad» con su hijo y marido. Claro, el niño no sólo sonreía, hacía lo típico de lo que hacen los que llevan poco tiempo en este planeta, también se quejaba y lloraba pero… al final, ¿Cuántas personas desean pasar más tiempo con su familia? La madre, además tenía mucho material con que entretener al niño, entre las vacas de los campos al principio del viaje, entre los edificios altos a la llegada de Londres hasta las palomas en el andén, no faltaba nuevas cosas para ampliar el creciente vocabulario del pequeño.

¿La alternativa? Pues el viaje podría haberse realizado en un coche. Las tres personas atadas a su asiento, apuntadas en la misma dirección y refrenadas por sus cinturones de seguridad, y con poca interacción entre ellos. El viaje en coche habría sido un tiempo perdido, una hora sin hablar, una hora olvidada.

El momento que más me llamó la atención era cuando la madre le reprochó al niño con las palabras, «no lamas a la ventana, cariño». Tuve que contener mi risa. El viaje no sólo ha sido un tiempo juntos con la familia, sino también una diversión para mí y para los demás viajeros.

He escrito muchos artículos en este sitio sobre las ventajas de la bici para el trabajo y para la vida individual, pero la experiencia de hoy me ha inspirado, y me he dado cuenta que evitar el coche también abre posibilidades para la familia que muchos ignoramos.

Acerca de Ciclista Urbano

Un ciclista que vive en la ciudad y usa su bicicleta como modo de transporte.
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2 respuestas a No lamas a la ventana, cariño

  1. Evangelina dijo:

    Esas son las cosas que de vuelta en casa luego de un largo viaje son difíciles de contar….

  2. David dijo:

    Me encantaría poder ir al trabajo en tren. Haría mucho trabajo sin las distracciones de la oficina ni las de casa. Que envidia me dás. Merry Christmas amigo!!

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